Una vez dejemos el coche a El Varadero se ha de bajar a pie ya que aquí no pueden entrar coches (esto nos gusta). Este enclave representa el típico barrio pesquero tan característico de la idiosincrasia de las Islas Canarias.
Las casitas blancas se agrupan junto al mar formando callejuelas estrechas con mucho encanto. Todo está tan blanquito y tan bien cuidado en general que es muy fácil soñar con vivir aquí. Se siente envida sana de sus propietarios por poder habitar en un rincón tan particular donde el salitre lo invade todo. Se respira tranquilidad en sus calles ya que no es un sitio muy conocido, no sale en las guías y ningún turista estándar se desviará hasta aquí. Ellos se lo pierden.
[…] El Varadero de Barranco Hondo […]