Existe una hermosa leyenda que demuestra la fascinación que ejercía esta flor sobre los que la veían.
Cuenta esta leyenda que en los tiempos de la Colonia española se establece en Cuernavaca (México), Hernán de Montoya, Conde de Barcelona. Lo haría en una hacienda llamada ‘El Paraíso’.
Pronto se enamoraría de una hermosa mulata de nombre Carmen con la que acabaría casándose.
Pero había otro hombre, Rodrigo Hernández, que también suspiraba por la joven. Al no poder soportar ver a su amada con otro, urde una cruel venganza. Envenenaría al esposo y se quedaría con Carmen. Y así fue, Hernán murió sin que nadie supiera porque. Su triste esposa lo enterró en el jardín de la hacienda y esa misma noche, a la luz de la luna, creció una flor gris. Desde entonces, al oscurecer, la flor se convertía en pájaro y volaba hasta la hacienda de Rodrigo, tocándole en la ventana. Lleno de terror, acabó perdiendo la cordura.
En cuanto a Carmen, moriría de tristeza al poco tiempo. Fue enterrada junto a su amado esposo y por la noche, esa flor-pájaro gris se tornaría en un brillante naranja. Desde entonces, se la conoce como ‘Ave del paraíso’ por el nombre de la hacienda donde habitaba.
[…] Esterlicia o ave del paraíso, Sudáfrica. […]