Al faro se accede por un camino de madera sobre terreno volcánico, casi lunar, de colores ocres, rojos y negros. El faro de Punta de Teno corona este lugar tan salvaje y abrupto.
Este faro del fin del mundo empezó a funcionar en 1897 y en 1978 se levantó otro más grande y moderno. Como en muchos lugares de Canarias ambos conviven en armonía. Aunque a día de hoy es automático no siempre fue así y para velar por su funcionamiento 2 fareros se turnaban en periodos de 4 meses.
Es difícil imaginar la vida de los fareros en un lugar tan remoto y con una orografía tan complicada. Hay que tener en cuenta que no siempre existió la carretera dado que hasta los años 70 no se inició su construcción. Uno de estos hombres, jubilado en 1999, explicaba que durante mucho tiempo hubo de salvar andando 20 kilómetros montaña a través para llegar al faro.