El faro de la Punta de Abona fue inaugurado en 1902 para ayudar a la navegación de cabotaje entre Santa Cruz de Tenerife y los puertos de las islas occidentales. En 1978 quedó abandonado y en desuso. Como dato curioso descubrimos que en los años 60 hubo un trágico accidente de un barco gomero en estas costas. ¿Habiais oído la expresión “cambiarán los faros cuando las ranas críen pelo”?. Pues se hizo muy popular entre los marineros tras este naufragio, en alusión al mal estado de la señalización marítima. Lo que han sufrido los hombres de la mar…
Hasta 2003 no se empezaron los trabajos de rehabilitación del faro, que duraron 2 años. Su altura pasó de 6,5 a 39 metros. El Ayuntamiento de Arico tiene aún pendiente el desarrollo del plan de convertir la casa del farero en un museo-restaurante. Una iniciativa en la que ha invertido ya gran cantidad de dinero público sin que haya llegado a implementarse.
Toda la zona que rodea al faro se originó por la erupción de un volcán llamado Montaña de la Centinela y tiene un alto valor geológico. El paseo por el litoral nos va dando pequeñas sorpresas en forma de charcos donde es posible bañarse, pero ojo, con mucha precaución.
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