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Portada » Sanatorio de Abades | Historia de una leprosería
Hoy nos acercamos al Sanatorio de Abades, un conjunto de edificaciones diseminadas entre el pueblo de Abades y la Punta de Abona, en el municipio de Arico. Desde hace tiempo queríamos visitar esta especie de poblado abandonado que veíamos desde la carretera. Un auténtico ‘Valle de los leprosos‘, ya que se proyectó para servir de leprosería. ‘Planeta Tenerife‘ lo ha visitado para contarte una de las historias más sorprendentes que han tenido lugar en la isla de Tenerife.
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Las Islas Canarias siempre fueron caldo de cultivo para la lepra y otras enfermedades infecciosas con un denominador común: la pobreza. Aunque la lepra nunca se convirtió en una pandemia en el Archipiélago, la enfermedad causaba mucha alarma social.
Diversos condicionantes como la miseria endémica de la población, la suciedad de calles y viviendas, la falta de acceso al agua potable, la mínima higiene personal, la precariedad alimentaria, la falta de conocimientos médicos y de personal cualificado, etc., contribuyeron a la multiplicación de brotes epidémicos en las Islas.
Los infectados de lepra eran condenados a vivir en el ostracismo por sus comunidades y familias. Sufrieron un doble estigma: el social, en una sociedad ya de por sí muy desigual, y el religioso, no en vano la lepra ha sido reconocida desde los tiempos bíblicos como un castigo divino.
En la isla de Tenerife el Cabildo obligó a tomar medidas de aislamiento y mandó construir una casa de acogida para los enfermos. El proyecto se dilató en el tiempo y éstos fueron finalmente enviados al Hospital de San Lázaro de Gran Canaria, conocido como el ‘Valle de la muerte’.
Sin embargo, lejos de minimizar los brotes, la falta de control de las autoridades propició más contagios. Tenerife acabó teniendo el honor de ser la provincia española con más casos diagnosticados de lepra. Unos 500 en la década de los 70.
En 1943 el Cabildo de Tenerife, gracias al apoyo económico del Régimen, inició la construcción del Sanatorio de Abades. En aquellos años la enfermedad ya era curable gracias a la ‘dapsona’ y las deformidades no eran tan atroces como antaño.
Resulta increíble que se invirtiera tantísimo dinero en aquella época en la construcción de una leprosería. Sobre todo porque la tendencia en el mundo era al cierre de ellas. Incluso la OMS indicaba que se trataba de una enfermedad muy poco contagiosa.
Para la construcción de la leprosería de Abades se contó con el afamado arquitecto José Enrique Regalado Marrero, autor también del Mercado de África, la Casa Cuna o el Cine Víctor en Santa Cruz. Se proyectó la edificación de un hospital, un crematorio, escuelas, edificios administrativos y una iglesia de hormigón con una gran cruz. El estilo seguido fue el neo-canario y sobre todo, el estilo franquista de posguerra que expresaba la ideología nacional-católica del régimen. Una combinación aterradora.
Como era de prever, el Sanatorio de Abades nunca llegó a recibir a ningún leproso. El éxito de los nuevos tratamientos médicos y el avance en la mentalidad ciudadana, que desaprobaba la reclusión de los enfermos, lo hizo innecesario.
Sin ninguna utilidad alternativa, el Sanatorio de Abades fue deteriorándose lentamente. En el años 70 se usaría de acantonamiento militar para prácticas de tiro de la Falange. Los militares se instalaron en los edificios mejor conservados. Posteriormente la zona fue desmilitarizada pero aún pueden encontrarse restos de alambradas, casquillos y pintadas que hacen referencia a escudos militares.
En el año 2002 los terrenos se vendieron a un promotor italiano con ganas de hacer negocio con la construcción de un faraónico complejo turístico de casi 3.000 camas. Tiempo al tiempo que se convierta en otro despropósito turístico.
Por desgracia en la actualidad se encuentra en un estado de abandono total. Lo que vimos fue gran cantidad de basura, escombros y graffitis con mayor o menor arte. Suele ser un punto de encuentro para los aficionados al paintball, la fotografía y las raves nocturnas. También cuentan las leyendas populares que se realizan rituales y que hay presencias paranormales, pero eso lo dejamos para investigadores más cualificados. Es cierto que resulta un lugar de lo más siniestro pero si te gustan los sitios misteriosos no debes dejar de visitarlo.
Recientemente hemos sabido que el Cabildo ha considerado que este conjunto arquitectónico tiene valores artísticos e históricos. Se hará un estudio que identifique el estado actual de conservación identificando las edificaciones que deben ser objeto de rehabilitación y los usos permitidos en las edificaciones. Lo importante es que queda prohibida expresamente su demolición y la promotora italiana deberá ceñirse a los usos que determinen las Autoridades. Veremos en qué queda. Puedes leer la noticia completa aquí.
Que la combinación de enfermedades malditas, franquismo y supuestos sucesos sobrenaturales convierten al Sanatorio de Abades en un lugar con mucha sugestión. A los amantes de Cuarto Milenio les encantará. A los amantes de la historia negra de nuestro país, también.
Que se ha convertido en un vertedero.
Puedes seguir viendo imágenes en la Galería.
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Es repugnante cómo está todo. La antigua casa del director está llena de okupas llenos de droga hasta las trancas. Caravanas por todos los lados aun cuando se especifica bien claro que no se puede acampar. De coña todo
Tienes bastante razón. El Ayuntamiento tiene la zona totalmente abandonada. Parece que haya relegado sus funciones a la espera de que el nuevo imperio hotelero que se va a instalar ahí tome el mando. Un pena porque la zona merece más cuidado. Gracias por comentar. Saludos!.
Hola. Estuvimos el 16/11/2019, y puedo decir que nos encantó. Más allá de su historia, encontramos que es un sitio digno de ser conocido. Recorrimos casi todas las barracas y no vimos a nadie. Y nos sorprendió la construcción: muy bien hecha.
Hola Marylen, me alegro de que os gustara. La verdad es que es un sitio muy interesante. Ojalá que en el futuro las construcciones se conserven como se merecen. Un saludo y gracias por compartir tu impresión.
Yo estuve este año septiembre 2021, me encanto el lugar..diferente..entre caminando desde el faro..no encontré a nadie, solo senderistas..
Le falto añadir que fue empleado como campamento de falanges para los titulados en magisterio antes de convertirse en zona militar para prácticas de tiro, y el arquitecto no se apellida Regalado Marrero sino Marrero Regalado. También creo que deberías añadir su obra más importante que fue la Basílica de Candelaria. Por lo demás, creo que ha hecho un buen artículo sobre el lugar. Gracias
Gracias por tus aportaciones Ana. Procederemos a modificar el orden de los apellidos del arquitecto ya que estás en lo cierto. Un saludo!.